La repetición de patrones en nuestra vida y vínculos: ¿por qué me pasa siempre lo mismo?
Es una pregunta que muchas personas se hacen en algún momento de su vida: ¿por qué siempre me encuentro en la misma situación? ¿Por qué elijo parejas similares? ¿Por qué tengo conflictos repetitivos con mis amigos, familiares o en el trabajo? Este "siempre lo mismo" puede volverse un círculo que se siente imposible de romper, como si la vida estuviera atrapada en una especie de bucle o destino inevitable.
Lo interesante de estas experiencias es que, aunque parezcan casualidades, mala suerte o azar, a menudo responden a patrones que tienen raíces más profundas relacionadas con nuestra historia. Es como si cada uno de nosotros llevara consigo un guion invisible que va moldeando nuestras elecciones, vínculos y actitudes, muchas veces sin que seamos conscientes de ello.
La repetición como mensaje a descifrar
En psicología entendemos que la repetición de patrones no es algo azaroso; por el contrario, estos patrones suelen tener sus raíces en experiencias tempranas: maneras de vincularnos que aprendimos en nuestra infancia, conflictos no resueltos, o incluso heridas emocionales que buscan una forma de expresión o resolución. Por ejemplo, alguien que siempre se involucra en relaciones en las que no se siente valorado podría estar repitiendo dinámicas afectivas que vivió en el pasado. Quizás, en su historia, hubo un vínculo donde el afecto estaba condicionado, o donde sentía que tenía que esforzarse para ser querido. Ese guion, aunque no es elegido de manera consciente, puede marcar nuestras decisiones futuras.
¿Por qué repetimos lo que nos hace sufrir?
Lo más paradójico es que muchas veces repetimos situaciones que nos generan sufrimiento. Pero no lo hacemos porque queramos dañarnos, sino porque la repetición es un intento de encontrar sentido o reparar aquello que en algún momento quedó sin resolver. El problema es que, al hacerlo de manera inconsciente, caemos en los mismos lugares, sin poder construir algo diferente. La repetición también puede tener su origen en el ámbito familiar en el que crecimos: esas maneras de ser y relacionarnos que nos resultan conocidas, incluso si no nos hacen bien. En algún punto, lo conocido puede parecer más seguro que aventurarnos hacia algo nuevo.
¿Cómo romper con los patrones repetitivos?
El primer paso para salir de estos ciclos es reconocerlos. A veces, simplemente darnos cuenta de que algo se repite es un gran avance. ¿Qué situaciones en mi vida parecen seguir el mismo esquema? ¿Qué emociones se despiertan en esos momentos? ¿Qué rol tiendo a ocupar en mis relaciones? Estas preguntas pueden abrir la puerta a una mayor comprensión de nosotros mismos. Sin embargo, identificar el patrón no siempre es suficiente. La repetición muchas veces está ligada a algo más profundo que necesita ser escuchado, elaborado y resignificado. En este punto, la terapia puede ser un espacio clave. Es un lugar seguro donde explorar esas dinámicas, comprender su origen y, sobre todo, encontrar nuevas maneras de vincularnos y de vivir nuestra vida.
De la repetición a la creación
Salir del círculo de la repetición no significa borrar nuestra historia o rechazar lo que somos, sino transformar aquello que nos limita en una posibilidad de cambio. Al trabajar sobre estas dinámicas, no solo dejamos de repetir lo que nos hace daño, sino que podemos empezar a elegir de manera más libre, con menos carga del pasado y más apertura hacia el futuro. La pregunta "¿por qué me pasa siempre lo mismo?" puede ser una invitación a mirar más adentro, a escucharnos de una manera distinta y, finalmente, a construir algo nuevo.